jueves, 15 de agosto de 2013

Cada día.

 ¿Alguna vez viviste con un miedo tal que paralizaba todos tus movimientos? Yo sí. Y todo por culpe de soñar con ser diferente. Cuando llegue a serlo, no me di cuenta de que había destruido todo lo que quería por el camino. Todo lo que merecía la pena en mi vida se había esfumado y no quedaba nada. Estaba sola en un lugar que no conocía, con los ojos llenos de lágrimas, miles de recuerdos y destruyendo eso que un día me destruyó a mi: el orgullo. Y nunca supe como librarme de él porque tenía MIEDO. Miedo de no saber quién era y a dónde iba. Ahora que ya sé la clase de persona que quiero ser tengo que olvidar todo aquello. Olvidar media vida para intentar recuperar toda la que me queda por vivir.
 Sé que debo hacer ahora. Sé que debo secar mis lágrimas, salir ahí afuera y gritarle al mundo que así soy. Que no pienso perder la oportunidad de cambiar, de ser especial para alguien y común para el resto, de ser feliz. De vivir la vida que tanto he soñado, de ser capaz de cumplir mis más profundos deseos sin mirar atrás. Sin rencor. Sin odio. Sin orgullo. 
 Solo viviendo y sonriendo por el camino.