Solo seguir buscando.

Desde que me marché de este lugar hace diez años, todo sigue en su sitio. Como si el tiempo no hubiese sido tiempo.

La cama revuelta, la persiana bajada y ninguna rendija de luz que se cuele. 
Este olor a olvido y a sueños rotos me ha golpeado en la cara como un puñetazo por haber olvidado lo que era. 
La verdad, es que me lo merezco. Preferí volver a nacer, crearlo todo desde cero y dejar en el pasado todo con lo que siempre soñé.
Ahora incluso me parece ridículo. Ya ni recuerdo el motivo por el que decidí morir como persona y nacer como juguete de una asquerosa sociedad.
Abro el primer cajón de la mesilla. Siento como un segundo puñetazo me golpea de nuevo. Allí están todas las fotos. Esas personas que fueron la esencia de mi vida y ahora están por el mundo siendo felices. 
He de reconocer que no se quien es esa chica sonriente que sale en todas las fotografías. ¿Yo era así? Entonces ahora debo de dar asco.
Claro, solo hace falta mirarme en el espejo y saber que me dejé llevar, que no supe cuando debía callarme y cuando hablar. 
Ahora todo se magnifica. Todo me abruma. Siento como poco a poco voy haciéndome pequeña, diminuta.
Me limito a cerrar la puerta, al salir de allí. Bajar corriendo. Necesito aire, siento como me ahogo. ¿Y abajo? ¿Qué se supone que debo hacer? Quién sabe.