martes, 6 de septiembre de 2011

Ashes.

Llega un momento en la vida, en el que ya no te queda nada. Se acaban los juegos, las risas, las ganas de vivir..
Te das cuenta que se han esfumado todos esos sueños que un día se te ocurrieron en una tarde lluviosa de abril. Que las estrellas brillan con menos fuerza y las miradas ya no delatan a los amantes locos que arden por besar a su amada. Oscurece antes, y amanece más tarde.
Los días se van acabando, y las ilusiones salen a jugar al escondite.
Llega el otoño. Las hojas se caen de los árboles y los enamorados se encuentran después de dos meses de distancia. 
Empiezan las clases, nuevos cursos y nuevas amistades. Gente que se va y que quizá no la vuelvas a ver. Gente que viene, y se convierten en gran parte de tu vida.
Reencuentros, lágrimas de emoción, despedidas..
Ahora empieza otra parte de nosotros, que ha estado oculta durante el verano. Después seguirá el invierno y el frío se adueñará de las calles. Los niños no saldrán a jugar al parque y la nieve comenzará a acumularse encima de las montañas.
Sin duda habrá algo que te mantendrá con esperanza. Pronto volverá a ser primavera y el amor florecerá como millones de rosas que ansían ser protagonistas de una de esas historias de adolescentes. 

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