viernes, 24 de junio de 2011

¿Quieres que te diga la verdad? Pues sí, te necesito.
Son miles y miles los momentos que me imagino en mi cabeza mirando por la ventanilla del coche, creyendo ciegamente que esto alguna vez pueda llegar a más. Me duele pensar que nunca podré tenerte. Creo.. creo que me falta tu compañía. Que al despedirte, me dan ganas de salir corriendo detrás tuya, cogerte por detrás y no soltarte, ni que tú quisieses que lo hiciera.
Sé que no soy ella, nunca he querido parecerme a nadie, me ha gustado la idea de que la gente se enamorase de mí, tal y como soy, con mis defectos, con mis enormes fallos, porque todos los cometemos.
¿Sabes otra cosa? Siempre he intentado estar ahí, cerca en cierto sentido, para ayudarte, por lo menos para escucharte y para decirte que a mi siempre me tendrás, que no agacharé la cabeza cuando me mires, ni te negaré la palabra cuando me preguntes cualquier cosa.
No puedo hacer nada, es como si estuviese atada de pies y manos, y no puedo huir, no puedo escaparme. No se puede huir de la realidad, de la vida real, pero intento ignorar esos problemas que están por todos lados, que nunca cesan. Que cuando solucionas uno, otro nuevo se forma. Y yo no puedo seguir así.
No, no puedo. Necesito a una persona que esté dispuesta a que cuando caiga, me ofrezca su mano para levantarme. Necesito alguien que vaya marcando mis huellas por detrás, las que voy dibujando en la arena y el agua intenta borrar. Necesito la persona que me haga reír tontamente, que me haga cosquillas por el cuello, que me bese, que me quiera.
Y sinceramente, creo que esa persona eres tú. La que llevo buscando tanto tiempo y creo haber encontrado.


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