jueves, 2 de junio de 2011

¿Y si te digo que no lo entiendo?

No, no se si mi cociente intelectual no me lo permite, si es mi corazón o mi cabeza los que no quieren entenderlo o si de verdad esto es una gran tontería que no tiene ni pies ni cabeza y ni el más sabio podría encontrar la solución a este enigma.
Tampoco sé si debería olvidarlo o seguir buscando algo que pueda casi darme la respuesta.
En estos casos siempre consigo perderme en mi imaginación y crear miles de mundos paralelos, con las soluciones en la palma de mi mano, pero ahora es diferente.
Es que desde que esto empezó, todo es diferente y nada se asemeja a lo que antes me había enfrentado.
Noto como si todo esto quisiese cambiarme, intento impedirlo, pero no se donde quiere llevarme la corriente. No tengo ni idea si quiere darme otro golpe o si quiere enseñarme un escondite precioso, uno de todos con los que sueño. Un momento de esos que invaden mi cabeza cuando miro por la ventana mientras llueve.
No tengo ni la más remota idea de lo que hará esta vez el destino conmigo. Si me volverá a jugar una mala pasada, si me hará llorar todas las noches como antes. Pero no creo.
Si es diferente en algunas cosas, ¿debería serlo en todas? ¿no?
Creo que prefiero dejar que el viento me de en la cara, en mi enorme sonrisa y esperar a que, como siempre, el tiempo quiera darme el resultado a esto. 


Y mientras lo encuentra, aprovecharé la noche y saldré de fiesta. Me comeré el mundo y disfrutaré por si a la mañana siguiente toca derramar alguna que otra lágrima.

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