sábado, 4 de junio de 2011

Silence.


Vuelve a apoyarse en su almohada, a agarrarla con fuerza. Sus nudillos ahora están blancos de apretarla tan fuerte.
Empieza a caer una lágrima por su mejilla izquierda. Llevaba guardandosela días y días. Ahora necesitaba soltarla.

Esa y todas las que vienen después.
Están llenas de impotencia, de dolor, de rabia por saber que no puede hacer nada. Que solo puede quedarse quieta y llorar..
Odia sentirse así.
Se levanta de la cama y se acerca a la ventana. Quiere ver la playa desde ahí.
Las cortinas no paran de moverse, de crear olas por el viento. 
Huele a mar, a recuerdos.
Respira pero de una forma mucho más rápida de lo normal. Nota como le falta el aire. Se asusta, tiene miedo de que le pase como otras veces. 
Cada vez le cuesta más. 
Y como antes, acaba desmayándose. 
Pero esta vez no ha tenido la suerte que nunca le ha faltado.
Su corazón deja de latir. 
Todo a partir de ahora, será en vano. Nada merecerá la pena. Ella nunca podrá volver atrás.

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