martes, 9 de agosto de 2011

Dreaming is believing.

To rise up to the clouds
Siempre he pensado que la vida se constituía de los pequeños placeres.
Diminutos detalles que llenan de color esas noche oscuras, en las que la lluvia quiere reinar y las sonrisas vuelan a una pradera soleada.
¿De qué sirven maravillosos regalos, si en cualquier momento puedes perderlos de golpe? La memoria se encarga de guardar tesoros, de proteger momentos únicos. El primer beso, el más puro. Una mirada llena de amor. Las consoladoras sonrisas de una amiga, mientras tú derramas lágrimas de sufrimiento.
La primera vez, la más bella. 
Los veranos en la playa, conociendo a la persona que compartirá tus Te quiero durante un largo tiempo. 
Que no hay nada más bonito que las locuras hechas por amor. Los sueños después de una gran tarde de felicidad y alegría.
Las ilusiones creadas por lo más mínimo. Pequeñas tonterías, minucias que te hacen sonreír mientras paseas por la calle, sin importarte lo que pueda pensar el mundo.
Aquellos que luchan contra viento y marea por lo que consideran correcto, justo.
Que la cordura poco pinta en una fiesta de pijamas. 
No se a que esperas. Venga, vamos, sonriele a la vida y dile:
LO QUE TOCA ES DISFRUTAR. COMETER MILES Y MILES DE ERRORES Y ARREPENTIRSE DESPUÉS. APRENDER A LEVANTARSE.
SER FELIZ

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